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domingo, 27 de enero de 2013

Video trayecto final

Como podéis imaginar y escribo desde Ushuaia, la resaca me dura desde el Viernes y las ganas de escribir son mínimas. Creo que este es el mejor video de todo el viaje.

Pero esto no ha terminado hasta que llegue a España... Así que... A ver como termina esto.

P.D: Para evitar la resaca... No dejen de estar borrachos.

 

 

lunes, 21 de enero de 2013

Capítulo 2 Camino al infierno Blanco

Mientras salimos con destino Usuahia, os invito a que veáis este segundo capítulo. ¡¡¡NOS QUEDA UN MOJONCILLO!!!

 

 

domingo, 20 de enero de 2013

De Quilmes a Rio Gallego

El recibimiento en Quilmes por parte de Manu, un chico argentino que reside en Conil y que se encuentra de vacaciones en su tierra, fue maravilloso. Sus amigos se acercaron a su casa para conocer al "Gallego" (así llaman a los españoles) de la moto. Les contaba mi aventura mientras sentía que ya llegaba el final de la misma. Recordé sonrisas de diferentes rasgos, culturas y mentalidades. Momentos duros y divertidos erizaban mi piel mientras narraba mi historia. Creo que a nadie le salían las cuentas y el desenlace se convertía en una sonrisa y un "loco gallego". Hicimos cenas multitudinarias con buen asado y recibí tanto cariño que casi me tienen que echar con agua caliente.

MANU, EL ARGENTINO CONILEÑO

Fernando, un amigo de Manu, me dijo que me regalaba un tanque de gasolina en su estación. Al llegar allí, me invitó a comer, me llenó el tanque y me dijo que quería patrocinarme en este final del viaje, sin tener en cuenta que ya estaba a punto de terminar. Ayudar a cumplir este reto es lo único que quería.

FERNANDO EN SU GASOLINERA

Salí de allí con dirección a Bahía Blanca donde me esperaba Angel. Angel desde que salí de Alaska ya me estaba diciendo por Facebook que si pasaba por allí, podía quedarme en su casa. El encuentro lo hicimos en la estación de autobuses donde trabaja. Quería llevarme a la casa a dormir mientras el trabajaba de noche, hasta las seis de la mañana pero preferí quedarme allí con él y charlando hasta que terminara la jornada en aquel restaurante cafetería. Un tipo genial y buenazo. Se preocupó en todo momento que estuviese a gusto y se extraño que no quisiera ir a dormir. Si alguien quiere conocerte que menos que conversar y si la situación era aquella, pues uno se adapta y ya está, no sólo iba a usar su casa y marcharme al otro día.

NUESTRO AMIGO ÁNGEL

Salí muy tarde, sobre las 4 de la tarde y después de comer y Angel me dijo que había sido un orgullo para él, que este loco gallego hubiese dormido en su casa. Cuando me puse el casco y marché dejé riendas suelta a mis sentimiento y es que tanto cariño, se me escapa de las manos y más teniendo en cuenta que me encuentro en otro continente a miles de kilómetros del mío.

El día era caluroso pero se tornó frío y lluvioso. La noche me alcanzó y pude ver como la carretera me dirigía a una tormenta fría. La naturaleza jugaba con el mechero frente a mí. En unos kilómetros, ya estaba dentro de ella. Me a llovido mucho en este viaje, pero los relámpagos que vi eran nuevos para mí. Iluminaban un paisaje llano. El cielo me enseño sus venas azul electrico y amenazaba con golpearme. Uno de esos rayos cayó demasiado cerca mientras el agua y el viento jugaban conmigo como un niño pequeño que sostiene una pelota. Los camiones pasaban provocando el estornudo de un gigante en mi cara. Yo, el ruido del motor y el viento bailamos durante más de una hora, donde el asfalto lucía un rail creado por el paso de esos gigantes de la carretera.

LA TORMENTA PERFECTA

La tormenta pasó y muy cansado llegué a una gasolinera. Hacía frío y estaba empapado. Allí mismo monté la tienda y me fui a dormir. Eran casi las 6 de la mañana.

A la mañana siguiente continué mi ruta y temiendo el viento de la Patagonia. Afortunadamente.... no llegó. Una carretera monótona y aburrida es la 3. Ya por la noche llegué a una gasolinera. Me senté a comer algo y vi como dos tipos llegaron en sus motos. Me dirigí a ello y me dijeron que venían de Usuahia. Argentinos los dos. Me dijeron que era precioso. Finalmente cenamos juntos y compartimos experiencias en moto. Finalmente nos fuimos a buscar un lugar para dormir que encontramos al segundo intento. Compartimos gastos y la noche salió barata y era merecida. Esta es la magia de viajar en moto... cuando te das cuenta, estás durmiendo con desconocidos compartiendo el mismo techo.

Compañeros de la noche
Me informaron que me encontraba a unos 800 km de Usuahia, cuando yo pensaba que eran unos 450. Tanta fue la ansiedad por salir y llegar que no puse gasolina a la moto, también pensando que tendría para llegar a la siguiente gasolinera, ya que cada 150 km me iba encontrando una... pero al igual que creía que quedaban 450... la gasolinera no llegó y me quedé tirado. Quedarte tirado en una carretera sin gasolina es una pamplina después de lo del salar. Me senté en el suelo y esperé que alguien me ayudase. Rápidamente paró un coche y me dijo que mandaría a alguien con gasolina. Minutos después pude ver una moto, no en la dirección por donde debía llegar la nafta y esta paró. Era una chica y viajaba sola y con una historia detrás que dejaba a cualquiera con la boca abierta. Llevaba 3 años viajando por todo el mundo con una Ktm y terminaba su viaja en Usuahia. Sin bajarse de la moto ni quitarse el casco, hablamos un buen rato. Había pasado por España y pensé que me iba a decir que estuvo en Madrid o Barcelona como muchos que me dicen que han pasado por allí... pero me dijo que había pasado por toda España. La australiana se fue y me dijo que mandaría a alguien con gasolina. Otro chico y su novia, pararon con su moto y tenían gasolina para darme. Pusimos un litro y en ese momento llegó un brasileño con una BMW súper equipada y me dio 5 litros mandados por la australiana. Entre una cosa y otra, estuve allí una hora y media.

Chico que me dio gasolina

La moto ya venía fallando un poco en alta desde hacía varios días. Pensé que podía ser la bujía y cuando llegué a la estación de servicios decidí desmontar la moto para acceder a la bujía, pero el problema es que yo no tengo llave para sacarla. Con el asiento desmontado, el depósito por otro lado anduve preguntando a ver quien tenía una llave. Apareció un tipo con una BMW 1200 y le pregunté, aunque no tenía pinta de viajero, parecía y era local. Me dio una llave pero no valía, luego fue a su casa pero tampoco servían las que trajo. Finalmente monté la moto y fuimos a un taller. Me invito a dormir en su casa y aquí estoy en su casa durmiendo y es que a mi, la moto siempre se me jode en fin de semana.

Una cosa curiosa. Hace unos días conocí a un camionero que alucinaba con mi viaje. Me invitó a cenar un sándwich. Al otro día me lo encontré casualmente en otra gasolinera y me volvió a invitar a comer. El día que estaba en la gasolinera con la moto desmontada apareció de nuevo... "¿No me estarás siguiendo, no?" Y le dije... Que va... Que tenía hambre y me he parado aquí hasta que llegarás. Se moría de risa.

EL CAMIONERO EN 2 DE LAS 3 GASOLINERAS

EN CASA DE FEDE Y SU AMIGO MAURICIO

El capítulo 2 de infierno blanco lo pondré cuando al Ipad le salga de los cojones. (perdòn)



 

domingo, 13 de enero de 2013

Primer capítulo de Camino al infierno blanco ...Y llegué a Quilmes (Argentina)

Bolivia no quería dejarme ir. Han sido varios los motivos por los que he sentido el atasco en este país que finalmente me ha fascinado con creces.

Inicié mi ruta desde Uyuni con dirección a Tupisa y parecía que todo iba a ser sencillo ya que había dos carreteras para ir; Carretera larga, creo que eran unos 300 km, volviendo a Potosí y haciendo un gran rodeo o la corta que eran unos 200km pero sin asfalto. La corta no tiene porque se siempre la más rápida y con el ejemplo me di la cara.

Inicié la ruta y parecía que aunque fuese tierra, a la velocidad que iba, llegaría en 3 horas al destino... un mojón para mí. Primero me percaté que la cámara no se encontraba donde debería estar pero sí el soporte de la misma enganchado y roto sin la preciada maquina. Volví en busca de ella pero la basura que se acumulaba a los laterales de la desastrosa vía pintaban el paisaje y complicaban el rescate. Nada, no apareció. Continué la ruta maldiciendo al país que no tenía culpa de nada. La desastrosa vía comenzó a convertirse en "los muertos de esto con to su puta madre" (Muy poético, pero así de real) Imaginaos por un momento que os ponen 5.553 badenes pequeñitos unos detrás de otros cuando vas a 80 km/h. Si lo imaginas en coche te dolerán los riñones y en la moto, las muñecas mientras esperas que la moto empiece a desmontarse. Pasé a 15 km/h mientras lamentaba la decisión de la haber elegido la ruta corta.

Tramos más lentos y otros más rápidos pero el cambio a la inversa, a veces, era demasiado peligroso. Zonas con dunas que curiosas, se había metido en la carretera y en una de ellas, cuando un inexperto con ruedas lisas se pone más tenso que un socorrista viendo un Gremnlis en el trampolín, aparecen tres perros de buen tamaño, no se de donde, con la intención de regalarme un recuerdo. No podía correr y no podía parar... bastante incómodo. El paisaje, que a veces el camino me dejaba mirar, era desértico y polvoriento pero bello. Luego llegó un tramo de cuestas y curvas. Aquello pasó de de bello a espectacular. Por un momento parecía estar en el típico Oeste de las películas, con recovecos modelados por los medios. Rios secos, muchos colores y montañas que parecían de cartón pintaban el paisaje.

La "carretera" quería ser alta y subir a la montaña... no mi moto y empezó a fallar. No podía creer que empezara a fallar y a unos 3.500 metros cuando anteriormente, aunque con dificultad, subía a esa altura y más. Finalmente y a unos 4.000 metros se paró y se negó a la ascensión. Calor, mucha calor. Coches pasaban y sólo paraban a curiosear y pocas soluciones dar. Pedí que llamara a una grúa o algo que me pudiese llevar... pero el que dijo que lo haría, nunca lo hizo.

 

Después de estar empujando la moto en relentín durante unas 5 horas, una familia que viajaba con un camioncito, paró y me ayudaron a subirla. La operación fue peligrosa ya que la subimos pegados al precipicio. Lo conseguimos y menos mal que lo animé a que la amarrara porque el viaje fue una auténtica tortura. Yo, que me encontraba en el cajón de madera aguantando la moto, pensé que no llegaría nunca al destino. La moto se movía demasiado y el traqueteo me recordaba al de una vieja atracción de feria con ese ruido de metal y madera que parece que va a desmontarse en cualquier momento. Creo que iba demasiado rápido o quizás no era consciente de que había una persona atrás. Agarrado como puede llegamos al pueblo a la hora y media. Me dolían las manos de agarrarme y el cansancio era monstruoso. Lo que al principio era un favor, se convirtió en un negocio y me pidió 90 Bolivianos. Creo que es bastante dinero allí, unos 13 euros... barato para lo que me ahorré. Luego me dieron unas estampitas cristianas para que la leyera. "Negocios y religión no deberían ir de la mano" pensé absurdamente.

 

Llegué a un albergue y estuve dos noches para recuperarme. Al salir de allí, me dirigí por fin a Argentina pero la moto fallaba aún estando a unos 2.800 metros. Caí en la cuenta de que había quitado la tapa del filtro del aire para que funcionase mejor y después de aquel carril debía estar sucio... joder que si lo estaba.

Paré un coche y le pedí agua y amablemente me la dieron. Limpié el filtro y la moto empezó a funcionar perfectamente. Una alegría y satisfecho, ya que como sabéis, de mecánica entiendo más bien poco.

La frontera fue lenta, calurosa y cuando iba a empezar a rodar por Argentina... lluviosa. Lluvia y frío es lo que me acompañó los primeros kilómetros del nuevo país.

Carlos, Laura y Carlos

Paré en un hotel, que me pareció bastante barato. Demasiada agua, frío y anocheciendo. Continué la ruta y en una gasolinera conocí a Carlos, un tipo genial que estaba haciendo una mudanza con su chica y su amigo que le seguían en un coche. Iban para Buenos Aires y quedaban 2.000 km así que fuimos todos juntos. El segundo día paramos en Andino, para saludar al padre de Laura que así se llamaba la chica y aquel hombre me transmitió una tranquilidad especial. Victor, un músico que tranquilamente vivía en aquel tranquilo pueblo, que era el refugio, la casa de campo de la gente de Rosario.

Con Victor

Ya os escribo desde Quilmes, una ciudad de Buenos Aires, con un amigo argentino que reside en Conil de la frontera y se encuentra aquí de vacaciones.

Manu el Conileño argentino

Como podéis apreciar... estoy apático y no tengo muchas ganas de escribir hoy. Me he levantado con una extraña sensación de no querer volver aún de este viaje aunque aún quede mucho. Se que se me pasará porque estoy loco por ver a mis hijos, familiares y amigos. Un fuerte abrazo a todos y ya sabéis... sois mi gasolina.

El Chino, coincidimos yo saliendo del camino de la muerte

y casualmente, saliendo yo del salar. La primera agua, no muy caliente.

 

miércoles, 9 de enero de 2013

Uyuni. A pesar de todo... Gracias

Siempre imaginé a la muerte oscura, sangrienta y con sabor metálico. La muerte que yo he llegado a ver de lejos, era blanca, preciosa y sabor a mar.

 

Es la primera vez que puedo decir que te he sentido y casi visto o mejor dicho esperado. Otras veces, a toro pasado, he dicho que por poco me abrazas con esos tentáculos que imagino de cuchillas descontroladas e hirientes. La vida y la muerte una contradicción que van de la mano. Pocas veces en la vida puedes ver a la muerte, pero cuando esto ocurre, la vida se estremece como una bola de papel ardiendo. Te he sentido y respetado con un color que no esperaba. Un blanco nieve con sabor a sal, un calor diurno y un frío nocturno. Con el silencio de la nada y con el ruido de la inmensidad de la totalidad extraña.

Nunca quise entrar en ti, ni era mi intención principal, pero fuiste capaz de hipnotizarme con tu belleza y accedí a tus encantos. Miré el tanque de gasolina y atravesar tu alma parecía posible. Sólo lo parecía. Era una trampa en la que los inconscientes caemos y los entendidos esquivan. Eres el salar más grande del mundo y únicamente vi belleza en tus entrañas y quise atravesarte como lo hace una flecha en un chorro de agua. Me llamaste... sabes que me llamaste e ignorante de las garras que escondías, accedí a la invitación. No pensé en hijos, en hermanas, en padres ni amigos. No pensé en que la belleza envenenase de tal manera... simplemente no pensé y me dejé querer. Hay quereres que matan y tu eres uno de ellos. Lo planteaste fácil a mis ojos y a mis sentidos. Culpable ahora me siento por el desamor que me mostraste y no vi. Culpable por no ver esos colmillos blancos con interior de lodo para que no pudiese escapar. Celoso de mis hijos que no querías que volviese a ver, el envejecer de mis padres o mis sobrinos crecer. Me quisiste sólo para ti. Uno más en la colección macabra de un asesino con zapatos de charol y color azúcar.

 

Al caer en tus garras me sentí egoísta por querer ese abrazo amargo que proporcionas llegando a olvidar el dulce de los míos. La mentira de la novedad. La curiosidad por lo extranjero. En tus entrañas me tuviste y pesadillas en una noche triste y sin luna que llegué a pensar que nunca se transformaría en un nuevo día. Una noche de incertidumbre, llanto, la pena de que quisieras robarme esa despedida, ese último abrazo con mis hijos y esas confesiones a mis padres. Dejaste que un mar de lágrimas tan salado como tu alma, recorriese mi rostro pensando que los hoyuelos de mi hijo no volviesen a pronunciarse más al ver a su papá o las sonrisa de mi hija muriera conmigo. Pensar que mis hermanas llorarían por tu avaricia con el dolor que ello supone. No te honra, no eres demasiado. Augusto sin su loco en el sofá. Ojos verdes esperando mientras un horizonte no cambia de silueta.


En lo más profundo de tu estómago, me hiciste pensar en los hoyuelos de mi hijo Sunny, en la preciosa sonrisa y las respuestas de mi hija Andrea que haría volver a fumar al propio Einstein. Sin fotos me enseñaste ver envejecer a mis padres y como mi sobrino Gael con 20 me llevaba a surfear. En tu alma he visto como ojos verdes, esos preciosos ojos verdes miraban a los míos diciéndome lo que aquella cama de verano fue testigo. El "Te quiero" más sincero que jamás haya oído e incluso visto pero ahora valorado. En aquella noche fría que me ofreciste como colchón, el abrazo de mi mejor amigo, yo diría que hermano Augusto mientras me aconseja. Llegaste a enseñarme a los que ya no están como Kisko, Maxi, a la abuela sentada en la butaca y al abuelo con aquel gorro de lana en el sillón mientras veía la tele. A la abuela Carmen en su sillón mientras una revista del corazón reposa en la silla que se encuentra a su derecha. Un abuelo Guillermo que pocos nombran porque hace 28 años que se fue pero con los 3 que tenía, aún lo recuerdo. Mi tia Pepa con aquella broma de disfraces. He vuelto a ver a Oscar con sus dos piernas saltando con su Monty donde nadie cree llegar. Me has hecho sufrir, sudar, agonizar...
Es por ello que te doy las gracias aunque con tus garras mi vida intentaras quitarme. Es más, no lo creo así. Querías darme una lección y la he aprendido. A partir de ahora nada es una preocupación, ni un motivo de enfado. Veo un mundo diferente. Siempre he querido a mi familia y amigos pero ahora de otra manera. Quizás más intensa pero con el miedo a franquear una barrera que quizás no exista... y es que tengo una edad. A mi amigo Augusto siempre lo he querido y valorado.... es más, si algún día necesitara un riñón a mi me sobra uno. A ojos verdes... ella ya lo sabe después de todo esto.

 

Es por ello que te doy las gracias por haberme llevado al limite en tu mar de sal. Es por ello que creo que ahora soy mejor persona sin considerarme nunca mala.... pero todo se puede mejorar y has hecho de mi un mejor hombre. Te doy las gracias por morderme sin matarme. Te doy las gracias por dejarme escapar con la lección aprendida. Te respeto y no te temo. Me has educado a estas alturas de mi vida y te lo agradezco de corazón. Ahora quiero más y me quiero más. Ahora soy mejor que ayer. Gracias infierno blanco.

 

viernes, 4 de enero de 2013

Bolivia.. No creo que vuelva

 

Es injusto decir esto con sólo una pasada, pero la verdad es que ha sido una "cagada" entrar aquí. El objetivo principal era hacer la carretera de la muerte y el camino de la muerte que son diferentes. La carretera, menos espectacular pero más transitada, es cierto que es peligrosa por como van los camiones y autobuses por allí... Una vez en Coroico, me dijeron que la mítica era "el camino de la muerte" Pues sí, ha sido espectacular, pero de la muerte tiene bien poco y es un apodo que hace ganar mucho dinero a compañías que se dedican a llevar turistas en bicicleta para que cuando vuelvan a sus países de origen tengan ese currículum estúpido que les hacen sentirse más hombres... No me extraña que les entreguen un papelito, que han pagado con la inscripción, donde diga que "fulanito de tal, ha hecho la ruta de la muerte" Ya os digo, la carretera, mucho más larga tuve suerte de no comerme 3 camiones, dos autobuses y un coche. Cuando comencé "el camino" llegó un tramo donde entre la niebla venían tres bicicletas con pilotos de la edad de mi hija que tiene 12 años" ¡Coño! Pensé directamente con la sensación de encontrarme en un parque de atracciones. Más adelante el chorreo de bicicletas era continuo y cuesta abajo... Vamos, que el mérito físico era dejarse caer y la adrenalina, que no te fallen los frenos. Hay que reconocer, que un fallito con la moto, que a veces pasa y te descojonabas 1.000 metros.

Otro motivo para venir es el salar de Uyuni, o como se escriba eso. Iré hoy pero ya me han advertido que no puedo entrar porque esta lleno de agua, así que fijaos que plan. Me han recomendado que busque un guía y me lleve en un 4x4... Me niego totalmente e incluso me ofendió la idea de aventurero de Marina Dor. Estoy hasta los cojones de que metan miedo a los turistas para que no salgan de un hotel y se dejen el dinero en el interior del mismo y de hacer creer a los visitantes que ese es el país... La decoración del hotel. Hay que escuchar y dejarse aconsejar, no lo dudo, pero no amedrentar. Me encantó Tijuana.

El por qué no creo que vuelva esta muy claro. Al entrar en el país, la policía ya intento robarme, pero me negué a mordidas y les pedí que me detuviesen. No lo hicieron y por más que intentaron acojonarme, lo que al principio era una amenaza pasó a ser una advertencia. Empezó uno diciendo que me iba a meter en el coche, luego que a pagar en el banco y luego que era una advertencia. Ya en Ucrania me robaron 150€ y me dije que una y última... No quita que algún día pague 10 o 20€ para evitar algo gordo, pero en este viaje, no hay dinero para sobornos.

 

La gente en general si me ha caído bien, menos una vieja que me lanzó una piedra por asustar el rebaño de ovejas con el ruido de la moto. No me dio, pero donde yo pensé, " no llega ni de coñá" llegó sobrada y con un estilo impresionante. Parecía una chiquilla intentando hacer la ramita con un chino en un lago.

Otro motivo es la altura y es que andar jodido cada vez que subo a 4.000 metros, es una putada. Por lo visto a los 4 días te acostumbras, pero si bajas a Coroico, donde no puedes sacar dinero con una tarjeta de banda, y luego subes de nuevo, nunca terminas de acostumbrarte. Lo que o soporto es el trato en las gasolineras a matrículas extranjeras. Debes pagas más de el doble del precio de la gasolina. Me parece un robo y sobre todo viendo cada dos por tres cartelitos de "promocionado por la embajada de España" y eso me a jodido muchísimo. ¡Incluso en películas! He visto en carteles como se a subvencionado películas de aquí o Perú mientras el cine español tiene que mendigar y muchos proyectos se quedan en eso... Proyectos en cajones, mientras nosotros pagamos el doble de gasolina y les arreglamos aceras, iglesias como una de Potosí o el zoológico de los cojones.

 

Y poco más compañeros de viaje. Hoy iré al salar a ver como es y luego o a Chile o a Argentina... A ver por donde quiere ir la moto.

A reírnos que son 2 Dias

martes, 1 de enero de 2013

Querido Maxi

A ritmo de Rock n Roll te escribo estas lineas querido Maxi. Al igual que la banda sonora de tu peluquería donde no aceptamos cita previa si no eres amigo de mis amigos, donde se puede fumar y conducir un coche teledirigido mientras tomas una cerveza, y es que estamos en una peluquería de hombres.




Llegué de mi vuelta al mundo a la capital de España. Concretamente a casa de mi amigo Paco, que amigablemente siempre me recibe en su hogar cuando tengo que estar en Madrid por lo que sea. Recuerdo que iba a un supermercado cercano para comprar unas cosas o quizás porque el aburrimiento te pide consumir. De camino al consumismo pasé por un establecimiento con una cristalera. Me llamó la atención por anuncios de conciertos de Rock ´n Roll en alguna sala de Madrid, una pegatina de la Ruta 66 y fotos de motos. Justo dos días antes andaba yo por dicha ruta. La curiosidad me hizo mirar dentro del establecimiento. Había música, buena música de los años 50 a un generoso volumen para ser una peluquería como me había chivado el cartel. Evitando el reflejo hice un cuenco con mis manos para intentar ver que coño había dentro. Un tipo de mi altura, con una camisa extraña para mí, grandes y expresivos ojos, poco pelo pero bien peinado me invitaba a que pasara con unas tijeras y un peine en sus manos. Entré en aquella peluquería de caballeros y una energía creada por la decoración y aquel tocadiscos que se negaba a ser remplazado demostrando su valía, descifrando aquel vinilo de Bill Haley con su aguja. Reconozco que me trasladé a otra época. Un enorme cuadro en blanco y negro al fondo a la derecha de motoristas, una maleta con vinilos, cartas, un mini cochecito Hot Road para pelar a los pequeños clientes y simplemente para que dejaran al padre tranquilo. Fotos y revistas de motos clásicas inundaban el local.




Sonriente, aquel tipo me recibió... ¿Que tal? Pasa hombre pasa, no te quedes fuera... Ya os digo... la música y el entorno casi me hace bailar.... Nada, pues que he visto todas las cosas de motos que tienes y esa foto de la ruta 66 y he estado ahí hace unos días y se me han venido muchísimas cosas a la cabeza... le dije sin poder dejar de mirar a cada rincón de aquella peluquería de caballeros. Aquél tipo continuó ejerciendo su artística profesión peinando un tupé pero sin dejar de hablarme mientras conversábamos a través del espejo donde los clientes quedaban satisfechos al ver como sus tupés lucían la perfección.... ¿Y es que has estado allí de vacaciones?... la verdad es que acabo de dar la vuelta al mundo en moto, estoy esperando que llegue a Vigo para ir por ella, pero parece que se retrasará.... ¿La vuelta al mundo en moto? ¡Se ha dado la vuelta al mundo en moto!... Le dijo sorprendido al cliente que seguramente, también se había enterado, pero su rostro de alucinación le hizo repetirlo al dueño del tupé. Yo me reía, porque aquel hombre parece que se alegro de tener delante a un tipo que curioseaba por su escaparate y compartía una pasión con él y eran esas dos ruedas con un motor en medio. El tupé ya estaba casi listo pronto terminó con el satisfecho cliente que se miraba de reojo en el espejo con un ojo y luego con otro mientras la mueca de su boca expresaba su aprobación. Aquel tipo, estoy seguro que iba con una idea diferente de peinado o corte, pero Maxi, que así se llamaba el artista, te pelaba como el creía que te convenía, no como tu querías pelarte.

Terminó, y directamente se fue a un álbum de fotos que tenía en una vitrina en la cual también descansaba una guitarra. Estuvimos un rato viendo fotos de sus viajes. Motos de antaño y un Maxi con pelos. Su Vespa y modelos de vespas para viajar en otro catálogo. Sobre una hora, aquel artista de la tijera dedicó su tiempo, al curioso del escaparate que contaba sus batallas por el mundo a mandos de una moto. Cada vez que entraba alguien en la peluquería, le decía... ¡Mira, este chico acaba de dar la vuelta al mundo! Fui a despedirme, ya era tarde, no había clientes y finalmente no necesité consumismo. Me dijo que mientras estuviese en la capital, cualquier cosa que necesitara, sólo tenía que comunicárselo, que tenía muchos amigos para echar un cable en lo que estimase.

Aquel tipo me cayó tan bien que lo único que podía ofrecerle era el último billete de un dólar que tenía de recuerdo por mi periplo americano y parte de la ruta 66.... Toma, es para ti, este billete tiene que estar aquí en tu local.... No!! No puedo aceptarlo... Claro que puedes... pues con una condición, me lo tienes que firmar Bufálo. Era el primer autógrafo después de la vuelta al mundo. Se lo firmé y lo plantó en aquel cristal que fue testigo de nuestro encuentro.




Fueron varias las veces que fui a Madrid para hacer cosas. Siempre iba a casa de Paco y de allí, mientras Paco trabajaba yo me iba a casa de Maxi. Paco se reía... ¿Donde vas?... a casa de Maxi... le respondía.... Joder parece que lo conoces de toda la vida... y es que Maxi tenía un corazón y una aptitud tan enorme que te sentías en casa. A veces le barría los pelos de un cliente, me acercaba por cerveza o lo que estimase. No soy de Madrid y cuando iba, los momentos con Maxi y esas conversaciones se volvieron esenciales en Madrid y siempre, siempre, menos una vez que fuimos al bar de la esquina, en su magnífica peluquería donde me olvidaba que estaba en una gigantesca ciudad y que la playa a demasiados kilómetros.




Cuando todos buscan megapixeles, el tenía fotos de familia con la máquina de Cristo. Cuando todos se bajan la música, el buscaba los vinilos en tiendas que si no fueran por personas como él, tendrían una fecha de caducidad más cercana.

En mi última visita le dije que se me había ocurrido una disparatada idea. Con 6.000 Euros, volar a Alaska, comprar una moto, la que fuese y hacer la Panamericana completa. Le gustó la idea e incluso creo que le pareció fácil. Jamás olvidaré sus palabras... "Confío en ti, eres un valor seguro" .... Joder Maxi... son más de 25.800 Kilómetros... miró al aire y se reafirmó... "Lo haces, no tengo la menor duda" y continuó pelando... "Bárreme esos pelos por favor" y mientras yo pelaba el decía... claro que lo haces, otro no sé, pero tú si lo haces, ¿No hiciste la vuelta al mundo en 37 días rodados? Tú si lo haces... sin dejar de perfeccionar la obra que tenía entre manos. Yo lo miraba y veía su convencimiento en su rostro mientras Bill Halley se desgañitaba cantando a través del pincha discos y del tiempo. De nuevo me trasladé al blanco y negro o sepia de la época mientras barría los retales que el artista había desechado. De pronto me miró al cuello, algo no iba bien. Despachó al cliente y me dijo... siéntate aquí. ¿Para?... le respondí sorprendido ya que mi pelo estaba bastante corto... No puedes ir con ese cuello así, siéntate no puedes ir con el cuello mono ese. Me reí y accedí.




Ahora mi perspectiva era de cliente. Yo me reía. ¿De que te ríes?... a lo que le contesté sonriente... Si tienes cojones de sacar un tupé de aquí, te hago un monumento.... Se reía... nos reíamos mucho joder. Yo admiraba su trabajo y el admiraba mi viaje anterior y mi proyecto. Creo que sentíamos un respeto mutuo el uno por el otro y lo pasábamos bien juntos.

El cuello de mono dejó de serlo y mientras apuntaba con sus tijeras, sus armas como él decía, como Karate Kid a la mosca, iba cortando pequeños pelos rebeldes que según él, no debían estar allí, y como su peluquería, el secreto estaba en los detalles. Recuerdo un día que fui al baño, que el portapapeles era especial y tuve que hacerle una foto, una pena que recientemente perdí el teléfono y no sé que era, pero era pa morirse.




Una vez más, vuelta a Cádiz y una despedida más a Maxi al bajar de la casa de Paco. "Mucha suerte en tu viaje Búfalo y a la vuelta nos cuentas como te ha ido. Un placer recibirte siempre" Gracias Maxi... y marché tirando de aquella maleta mientras la música se aflojaba a medida que mis pasos avanzaban por aquel barrio obrero de Madrid.


El día 30 llegué a Coroico, Bolivia, después de desafiar a la muerte en la considerada la carretera más peligrosa del mundo. No estaba en la ruta ni en mis planes realizar esta loca travesía donde la calzada de barro en ocasiones mide 3 metros de ancho con un una caída al vacío de unos mil metros. Donde un fallo te manda al estado opuesto de la vida. ¿Por qué he venido? Quiero contar historias a los míos. Quiero sentir y tren que pasa, tren que no vuelve. Quizás era una de esas historias que tenía preparada para Maxi mientras barría algún pelo. Como he dicho antes, he llegado a este pueblo y he encontrado un lugar con internet medio aceptable y sobre todo muy barato. Llegué cansado de esos 100 kilómetros infernales, conecté el ordenador y abrí el correo después de mucho tiempo. "Malas noticias: Soy Daniel, el hermano de Máximo, siento comunicarte que mi hermano ha fallecido en un accidente de moto el día 28" ¿Máximo? Quién coño es Máximo con un hermano que se llama Daniel. He conocido muchas personas y un solo Máximo que es de mi pueblo, pero... ¿Daniel? No tenía ni idea. Llamé a España, nadie sabía decirme nada. Esa noche sólo quise que se tratara de una broma de mal gusto por los santos inocentes. Le reenvié un mensaje rogando datos a este Daniel sobre Máximo. Al otro día recibí la respuesta y un número de teléfono "Maxi y aquel maravilloso video de la peluquería" No me lo podía creer y aún no me lo creo. Se me encogió el pecho como solo la pena puede provocarlo.



Bill Haley comenzó a sonar mientras aquél tipo de de ojos grandes y expresivos me invitaba a que entrara en su local. "Lo conseguirás, eres un valor seguro" El viento dejó de soplar y observé a través de unas gafas con la humedad que dan unas lágrimas calientes, que los arboles dejaron de danzar. Me senté en uno de los bancos que miran a la montaña mientras intentaba aceptar tal ruin y asquerosa noticia.


Te voy a echar muchísimo de menos Maxi cada vez que vaya a casa de mi amigo Paco en la capital. Cada viaje al supermercado será una pena y dos cervezas menos en la bolsa, en una de esas bolsas que me dabas tú para cuidar el medio ambienten y no gastar tontamente en bolsas teniéndolas tú en la peluquería. Has dejado un gran vacío en muchísimas almas que durante un tiempo andaremos muertas. Le hablaba a mi madre de ti mientras le enseñaba el video que grabamos juntos de tu negocio. "Que gracioso el muchacho" te dice. Hablamos de dios y te dije lo que opinaba... en estos momentos son en los que me gustaría creer, pero no es así. Si hay algún sitio abierto por ahí, son afortunados porque ahora tienen al mejor peluquero del mundo. Jamás te olvidaré y lo que te dije si algo me ocurría en esta aventura... lo bueno es que me recordarán joven. Para mí, como el Rey, no estás muerto, porque si hay alguien que te recuerde uno no perece.

Iba a pintar esas lineas que te gustan tanto a ti o como tu me dijiste que harías, pero tengo un pulso de mierda y he preferido poner tu nombre y tu número 26. Ojalá este viaje no se hubiese retrasado tanto y haber llegado a finales de noviembre como te dije, para contarte todo lo vivido, sentido y observado. Esa es la pena que tengo Maxi.




Jamás te olvidaré... "El tipo de la vuelta al mundo"




Mi más sentido pésame a familiares y todos esos amigos a los que Maxi con su simpatía, como a mí, os hizo feliz.

Fotos de sus amigos en Facebook

 

Perú y un poco de Maxi.

Lo primero ante todo es desear un feliz año a todos vosotros.

Estoy en Coroico, Bolivia, después de hacer la ruta de la muerte. Entré en Bolivia con la nostalgia de dejar atrás un país maravilloso como lo es Perú y es que Perú es una autentica maravilla. Desiertos de rocas, dunas, que a veces se daban la mano con el mar creando un manjar para los ojos de cualquiera. De nuevo, la naturaleza me ha vuelto a enseñar que soy una mierda en este planeta y se lo agradezco enormemente. Había tramos de fuerte viento visible por una fina arena que lo delataba pintando su serpenteante figura a ras de carretera. Perú me ha hecho sentir e incluso gritar de emoción y cuando un paisaje te hace reaccionar de esa manera sin un marcador de fondo, es impresionante. He visto el anochecer en el desierto con luna llena haciendo que el cielo y las dunas se tornaran naranja en ese momento en el que el día parece no querer morir. He visto junto a una montaña de arena, como el mar golpeaba con sus grandes olas una costa sin semáforos, sin restaurantes, sin hamacas... simplemente con la música que proporciona el rugir de las olas y el silbido del viento.

 

Cuando inicié este viaje, como auto norma, me negué a preparar rutas exactas, a informarme sobre los países que iba a visitar para que la aventura fuese lo más verdadera posible y la sorpresa me abrazara después de cada curva. Perú me ha impresionado gratamente. Carreteras buenísimas y un ceviche, que es pescado crudo, delicioso.

Con vuestro permiso, os quiero enseñar parte de lo que es Perú con una dedicatoria a una persona muy especial para mí. Sinceramente, creo que es la única mujer en este mundo que me a querido como pareja, entendido, respetado, comprendido y reconquistado. A pesar de la distancia, siempre ha estado ahí aunque yo y mi muro de acero hayan intentado apartarla de mi vida, bien sea por miedo a revivir lo que ya la marea se llevo. Ella cumple años el día 2 y como aquí uno no sabe si tendrá internet, prefiero plasmar esto hoy mismo. Un besazo Mari Jose.

Ajeno a todo lo que ocuerre en España, recibí una trágica noticia. Mi amigo Maxí, al cual tengo mucho cariño, nos gastó la inocentada del año, pero prefiero hablar de el en la siguiente entrada, especial para el.

Esto me decía antes de salir... Todo un personaje. Te echaré de menos a la vuelta Maxí. No he tenido cojones de pintar esas líneas, pero espero que te guste el detalle amigo.