Lo primero y de lo que estoy muy nervioso es que mi amigos han preparado una fiesta para recibirme en Puerto Real.. este año será en el Mini Golf. Me haría mucha ilusión que fuerais y dejar la frialdad de un ordenador. Me han preguntado y bueno... mi vuelo llega a Madrid a las 16:10 en la T1 procedente de Buenos Aires
Después de casi 5 meses de viaje, la distancia a mi destino era de unos 520 km desde Rio Gallego. Llegué a esta ciudad, después de quedarme tirado en la carretera sin gasolina... sí, sí... a estas alturas esas cosas me siguen pasando. Pararon varias personas, pero los que me pudieron solucionar mi error, fueron motoqueros, que es así como se les llama por aquí. Primero paró una chica, australiana, que llevaba tres años recorriendo el mundo con su KTM. Me dijo que mandaría a alguien con gasolina. Mientras eso ocurría, otro motero o motoquero, paró y me dio un litro de gasolina y mientras esto ocurría, el brasileño que mandó la Australiana, llegó con 5 litros de gasolina. El brasileño, tan grande como su BMW 1200, marchó rápidamente tras darle las gracias. El deposito tragaba como un naufrago en una playa de Ibiza.
Llegué a Rio Gallegos con la moto pegando tirones. El filtro no podía ser ya que lo había limpiado recientemente. Sería la bujía y el problema de esta moto es que está mas escondida que la dignidad de la mayoria de los políticos. Quite el asiento, el tanque de gasolina y ya solo me faltaba cambiar la bujía, pero para ello es necesario una llave de tubo y yo no tenía. Pregunte y pregunté hasta la saciedad, pero nada de llave de tubo. Al rato llegó un tipo con una BMW negra y sin pinta de ser un viajero ya que no portaba esas exageradas maletas que la mayoría llevan incluyendo un juego de cubiertas encima, que realmente creo que usan poco pero quedan de puta madre para la foto. Le pedí una llave de tubo y me dijo que no tenía, pero que iría a su casa en un momento a por ella. Al rato llegó con un maletín pero el esfuerzo fue en vano. Así que me dijo, móntalo todo y nos vamos a un taller... y eso es lo que hicimos. Llegamos a un taller y con sus herramientas correspondientes, el rápido cambio se convirtió en un insulto para mí. Recordé que perdí esas herramientas a 500km de Prudhoe Bay, a 500km del norte del norte y ahora me encontraba a la inversa. El chico de la BMW me invitó a su casa a dormir, ya que la moto solo funcionó bien unas 10 cuadras y luego empezó a ahogarse. Era Sábado por la tarde y el taller no podía ayudarme por falta de tiempo. Pensamos que podría ser el carburador. Fede, que así se llama esta alma caritativa, me dijo que podía quedarme en su casa el tiempo que necesitara y estuve allí varios dias hasta que pudimos arreglarlo. Finalmente era que el silenciador del tubo de escape se había roto y la estopa quedó libre entrando en el filtro del aire y taponándolo poco a poco. Me cobraron muy barato por limpiarme el carburador, soldar el silenciador y limpiar el filtro, unos 16€.
Ahora sí. Hoy llego a Ushuaia... pero no. No pasó nada, simplemente que aun había que pasar la frontera de Argentina a Chile y viceversa tambien el estrecho de Magallanes que hay que pasarlo en balsa. Entre una cosa y otra decidí quedarme en Rio Grande, a 200 km de Ushuaia y así poder conocer a Guillermo o Willie, como le conocen los motoqueros. Regenta un Bed & Breakfast que se llama Ruta 40 y si, es publicidad gratuita pero un buen apoyo para cualquier motero o viajero en bicicleta, ya que siempre está dispuesto a ayudarte en lo que necesites. Os dejo la dirección: Rio Grande - Tierra de Fuego Eva Perón 38 - Chacra 2 y si llevas el gps estas son las coordenadas: 53 46.013 w:67 42.989 el Ruta 40 lo puedes encontrar en Facebook. Ya os digo, que el os pueda ayudar, lo hará, aparte que tiene unas habitaciones limpias y confortables a un buen precio.
Arreglamos el escape, que se estaba rompiendo por la parte más extrema del silenciador, los tornillos y y marché rumbo a Ushuaia.
El tiempo empezó a ponerse gris y mi chubasquero rompió su cremallera unos días antes. No me lo iba a poner, después de estar lloviéndome todo el viaje. Los dígitos cambiaron 2 y la emoción era impresionante. El precioso paisaje de montañas con sombrero blanco junto al lago, no lo vi. El cielo me dio una tregua y se tornó medianamente azul. Miraba el cuenta kilómetros contando a la inversa. Muchas personas vinieron a mi mente en aquel mágico momento en que ves el número 8 junto al nombre Ushuaia. 8 kilómetros para culminar lo que unos llaman proeza, otros hazaña y yo sigo viéndolo una cosa normal. Hijos míos lo voy a conseguir, Papá, Mamá lo voy a conseguir, lo voy a conseguir, lo voy a conseguir, repetía una y otra vez mientras un cuerpo encogido por el frío y una prófugas lágrimas de felicidad se escapan de mis ojos. Reía y lloraba al mismo tiempo mientras una presión en el pecho me mantenía tenso y contraído como un un petardo que ya no luce una mecha que se acaba de terminar y este está a punto de explotar. Ese momento que en el que muchísimas caras que he conocido en el camino, desde Ray y yo intentando comprar la moto en Alaska, la amabilidad de Martin o la energía de Jason... allí empezó todo y estaba a punto de terminar. Noche de muertos con mi amigos mexicanos y sería injusto empezar a nombrar uno por uno. Bogotá, Claudia y su familia que sinceramente cambió mi vida. Guayaquil, Quito, Popayán y sus caras. Todo, todo vino a mi cabeza. quedaban unos dos kilómetros, saque la bandera de mi país y la alcé como lo hacen los corredores de GP y que ha viajado conmigo durante 30.000km. No paraba de agitarla mientras lloraba de felicidad por el resultado de tanto esfuerzo mental. Lloraba porque mis hijos podrán contarle algún dia a los suyos que el abuelo le dio la vuelta al mundo y que un día, cogió un vuelo, se fue a Alaska, compró una moto por 2000€ y consiguió llegar a lo que llaman "Él Fin del mundo" Ushuaia. Mi sobrino de su tío y mis hermanas del único varón de los tres hermanos. Por un momentó la moto, el paisaje, la trazada se relentizaron mientras una leve curva a la derecha avanzaba. De repente puede ver una torre a la izquierda de la calzada en la que se leía Ushuaia, en vertical. Ahí fue cuando el petardo explotó y la presión del pecho se evaporó tras un grito de felicidad que solo cuando salí del salar llevaba la misma potencia. Lo había conseguido. Lo vas a conseguir, eres un valor seguro oí a Maxi dentro del casco. A aquella torre le acompañaba al otro lado de la calzada, frente a mi donde paré. La miré y metí la cabeza entre dos puños fríos y apoyando la cabeza en la bolsa del tanque. No podía parar de llorar de felicidad. No me creía que había llegado, ahora sí lo había conseguido. Estaba en Ushuaia después de 5 meses y un día que llegué a Alaska con una mochila, un millón de interrogantes, doscientos complejos y una ilusión. Y ganó la ilusión.
Llegué a casa de el amigo de Fernando. Sebastian no estaba pero me atendió Lautaro. Un joven de 23 años con una ilusión; la misma que la mía pero a la inversa. Ir desde Ushuaia a Alaska. Nos dimos al menos dos o tres abrazos antes de dirigirnos a la casa de Seba, donde nos esperaba Juanjo. Ya os podéis imaginar como fue la celebración, que he tardado en escribir esto cerca de una semana... o más
En este tiempo no solo he estado de celebración en celebración, también miré la mejor opción para la vender la moto, ya que en Argentina esta dificil o mejor dicho, legalmente imposible, así que la otra opción era venderla en Chile, pero creo que he elegido la mejor de las opciones. Volver con ella a Alaska pero con Ojos Verdes. La cosa no fue muy bien pero me ha demostrado quererme muchísimo en este tiempo y quiero que vea todas esas cosas que he visto yo. Esperemos que aguante bien y disfrute de la esta experiencia que comenzará el 18 de Marzo de este mismo año. Me aguantará Ojos verdes, aguantará la moto, las aguantaré yo a ellas?? ya veremos
En estos días os seguiré pasando los capítulos de Camino al infierno blanco, que aun quedan unos cuantos
Capitulo 5 Camino al Infierno Blanco
Vamos Chilitrini!!!
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