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miércoles, 22 de mayo de 2013

La amistad, dos países y una moto

Haciendo un inciso en esta entrada, un poco así de pronto. Os dejo este enlace. Si creéis que he nacido para Discovery, me dais un me gusta, lo compartis o escribir un comentario o me mandais al por pipas... os lo dejo y espero que os guste mi exposición. GRACIAS!!




Ecuador y Colombia han sido países de reencuentros, otros frustrados otros imposibles y otros nuevos amigos del mundo de las dos ruedas, que con cariño han querido conocernos. Llegar a Guayaquil y con la hospitalidad de Gabriel y volver a ver a Hernán y Faly fue una gran alegría, me atrevería incluso a decir que una premonición que se hizo realidad. El saludo creo que no fue ni muy efusivo y es que con las redes sociales, parece que todos vosotros sois el tercer paquete y decir que hace 2 meses que salimos de casa, parece mentira.

Amigos de Guayaquil
¿Margarita dónde estas?

Margarita, Gabriel, Hernán, Carlotta.


¿Qué es la amistad? Con un diccionario en la mano, podría explicarlo fácilmente pero la amistad no se explica, se siente y los sentimientos son difíciles de expresar aunque ya todos sabéis a lo que me refiero. Eso es lo que me han brindado estos compañeros de aventuras en mi segundo paso por Guayaquil. La amistad con mayúsculas, sin peros ni canjes ni escobas, ni picos y palas… simplemente ojos viendo lo que sus oídos les contaba a través de nuestras historias. Una ayuda en el camino desinteresada y platos de cariño. No sé explicar lo que es la amistad pero la he sentido. Y la amistad también se sufre. Hernán y el pequeño gran Gabriel nos acompañaron en sus máquinas a la salida de la ciudad y justo en una rotonda nos dijeron “Suerte amigos… ya sabes el camino, todo recto” Nos despedimos. Ojos verdes y yo sufrimos. “No te preocupes, ya salimos. Volveos” Sus motos se hacían más pequeñas a medida que se distanciaban y ese nudo que te exprime los ojos llegó. ¿Por qué? ¿Por qué tanto cariño? Al mirar por el espejo retrovisor de Chilitrini pude ver que Ojos Verdes, sus verdes ojos, expresaban los mismos que los míos. Y quizás eso sea la amistad o el resultado de cuando se aleja… pero sí, tenéis razón… siempre nos quedará internet... o no. Y la carretera continuó uniendo kilómetros y la sarna ya se estaba erradicando gracias a que Gabriel nos llevó al medico y este, puso solución.
Llegamos a Quito muertos de frio, mojados y con los dedos dormidos. La carretera era maravillosa, el paisaje no pudimos verlo por una neblina espesa que lo impedía y los camioneros terroristas del asfalto. Unos sin luces y otros ocupando los dos carriles en tiempos de curvas, aspirantes imposibles del equipo Ferrari, al acortar por la chicán de una carretera pública. Uno de ellos, en una carretera con dos carriles en la misma dirección, llegó a tocarnos las maletas y casi terminamos debajo de aquél gigante de hierro. (Su puta madre sin perdón)

Quito

En Quito, en un principio nos esperaba otro Gabriel. Un tipo genial con dos hijos maravillosos que estaba loco por ver. Pero las cosas pasan por algo y no pudo ser tal esperada visita. Pensé que al otro día si sería posible pero me equivoqué. Los males son males y cuando un ser querido cae en sus garras, es lo primero que hay que atender. El mismo nos dio las señas de un hotel que se había molestado en buscarnos.
A la mañana siguiente recibimos un paquete. Una camiseta de su proyecto de vuelta al mundo que toma forma poco a poco, dos pegatinas del mismo, una pulsera con los colores de Ecuador, un parche para la chaqueta y dinero para pagar el hotel y para ayudarnos en el viaje. El sabe que no acepto dinero de particulares, pero con aquella jugada no tuve opción. El dinero ayuda, pero no haberlos podido ver me dolió muchísimo. Lo he dicho muchas veces y quien me conoce lo sabe y soy demasiado sensible. Prefiero una bofetada que una situación como aquella. Sólo quiero que se recupere esa persona lo antes posible. Que su proyecto, en el que recaudará fondos para niños con cáncer se haga realidad y que en su paso por España, pueda acompañarlo unos kilómetros o al menos saludarlo. No tenía ganas de seguir al otro día y frente al hotel que nos regaló Gabriel, había otro a mitad de precio y decidimos quedarnos un día más en Quito.

Esa mañana llegó una viajera muy especial que quería conocernos y yo a ella. Belén, una Argentina que salió de su casa en una pequeña honda de 125 y 500 dólares con destino México. Con poco dinero pero con todo el tiempo del mundo y sin ataduras en el salón, emprendió este viaje sin fecha de vuelta. Lleva cerca de un año y mas de 20.000 kilómetros donde a vivido muchísimas experiencias increíbles. Nos fuimos a comer, a conocer un poco de Quito y la verdad es que lo pasamos en grande. Una aventurera especial con alma de exploradora. Desde aquí le deseo éxitos y vivencias.
Quito
Quito


Y llegamos a Colombia. La reina del café, de las mujeres bellas, el agua ardiente y la mala fama... y es que unos tienen las fama y otros... no sé que de la lana. 
Las aduanas son aduanas y esta en concreto nos es tan molesta como otras que hay por ahí. Pasamos a Colombia y llegamos a Ipiales donde encontramos un lugar más o menos económico para pernoctar. Unos 25 dólares. Al preguntarle al recepcionista que como era la situación por la noche en aquella zona, nos recomendó que no deberíamos salir. Y eso hicimos… encarcelarnos.

Al otro día salimos en dirección Popayán, la ciudad blanca. Una auténtica réplica de algún pueblo andaluz. Y es lo que tienen las ciudades coloniales, que son impresionantes para cualquier persona, menos para uno, que como yo, se crió entre pueblos blancos y calles adoquinadas, iglesias blancas con campanarios y antiguas lámparas donde un día hubo velas. Eso sí, nos sentimos como en casa en estas ciudades coloniales y en este caso aún más porque nos volvimos a encontrar con Fernando Toscano que nos brindó su hogar y al ver que ya estábamos totalmente curados de la sarna accedimos. Lo que iba a ser una noche fueron dos y es que llegar un Sábado es lo que tiene. Salimos en su coche para conocer la ciudad, su precioso casco histórico y hablamos de motos, viajes y su proyecto de montar un hostal destinado a moteros que se llamará “Toledo” en honor a la ciudad española que lo encandiló en su viaje por nuestra tierra en moto.

La noche se tornó turbia tras los tragos de agua ardiente. Al otro día, el Domingo se suponía que íbamos a llegar a Manizales, donde nos esperaba Jorge Soto, pero nos fue imposible. Ojos Verdes durmió todo el día y yo no fui menos. Lo necesitábamos. Un viaje que tenía y tiene que ser de placer, se estaba transformando en una contra reloj. El Domingo, todos permanecimos en la misma casa pero nadie se vio.  Yo aproveché para calcular el presupuesto, ahora aumentado, ya que mi padre me ha concedido un mini crédito de 1000€, pero que aún así, no nos llega para mandar la moto en avión y nuestros dos vuelos ya que salen por un pico el total. Así que lo intentaremos en barco pero de la forma “Alegal” la barata e incómoda, pero la que apunta a aventura.
Fernando Toscano de Popayán


Nos despedimos de Fernando Toscano, señora e hijos, con la sensación, de que algún día dormiré en el “Toledo” y de camino a Manizales, cerca de Buga nos esperaba un matrimonio genial. Luís y Patty.

Luis Carlos y Patty de Buga

 Nos enseñaron Buga y su espectacular y famosa iglesia que es famosa por la cantidad de milagro concedidos. Nos contaba, que todos los días 14 de cada mes, la plaza se llenaba de creyentes. Nos abrieron las puestas de su casa y nos enseñaron sus maravillosas fotos de viajes. Insistían que nos quedáramos pero teníamos que continuar y llegar a Manizales. Después de hacer una espectacular ruta, donde no nos falto buenísima comida y café de la tierra en un maravilloso paraje, nos acompañaron a nuestro destino. 

El restaurante con la camiseta de Gabriel Proaño


Camino a Salento



Ahora era Jorge Soto quien les insistían a ellos que debían dormir en su casa y finalmente los convencieron para que no volvieran unos 200 kilómetros en la oscuridad de la noche. Finalmente accedieron y todos dormimos en casa de este loco seguidor del Búfalo y de todas esas personas que viajan en moto y lo comparten en internet. Me rio mucho con este tipo, sobre todo cuando empezó a decir que yo, era el mayor “comemieldas” que había visto. Se sabia todos los videos y el blog de memoria. Y al final de todo… para esto se hace, para disfrutar y hacer disfrutar… y con estas personas que he conocido, amantes de las dos ruedas… ha vuelto a nacer una nueva amistad.

Jorge Soto de Manizales

Como la que tengo con la familia compuesta con Claudia, Giovanny y sus tres maravillosas hijas, también con Juan Carlos Borbón, todos residentes en Bogotá y que con la imposibilidad de mandar la moto en avión y pillar la capital en sentido opuesto, no podré ver en esta ocasión y me apena muchísimo ya que son personas maravillosas que tanto me ayudaron… pero quien sabe. La vida da muchas vueltas y algo me dice que algún día los volveré a ver. Me veo obligado, incluso a pedirles disculpas, pero me es imposible por dinero y tiempo, realizar la visita.







P.D: Miro mi correo. Hernan, Faly y otro amigo de Ecuador, tienen un billete para España en Septiembre. 21 días por España en moto. Yo seré su invitado y su guía… Ha nacido una nueva a aventura y esta vez juego en casa.

Otro P.D Imposible editar videos por falta de tiempo, pero se pondrán en la siguiente entrada del blog. Espero que sea pronto. 

jueves, 16 de mayo de 2013

Recuerdo de Perú... Desde Ecuador


Video saliendo de Perú


No se que le pasa al Blog que no me deja poner los enlaces de mis videos de youtube como antes

La mayoría de vosotros intenta llevarse un recuerdo del lugar al que viajan; un imán para la nevera, un llavero, una foto en ese lugar mágico… y nosotros por supuesto no hemos sido menos. De Perú me llevo un llavero con una de las líneas de Nazca grabadas  sobre una piedra redondita, 35 fotos en lugares mágicos, un parche de los bomberos voluntarios de Guadalupe que me regaló el joven Giancarlo, una factura de los dos goteros que necesité y sarna. Sí, he dicho sarna. Lo que parecían unas simples picaduras de mosquitos o una reacción alérgica es sarna. Es normal cuando vas por los hoteles más baratos y nos guste o no, es la única opción que tenemos de realizar un viaje de esta envergadura. Pero sería injusto quedarme con ese recuerdo del maravilloso Perú. Me encanta este país y estoy seguro de que volveré algún día… eso sí, con más dinero para poder visitar una de las maravillas del mundo como es el Machu Pichu y mil cosas más.

Uno de esos momentos maravillosos, que hacen que uno se sienta dichoso, afortunado o incluso intimidado o ruborizadamente sorprendido fue cuando recibí un mensaje del anteriormente mencionado Giancarlo. Este joven de 18 años y estudiante de Dirección de Empresas tenía ilusión por conocerme y, que quereis que os diga, eso me sorprende. Si a alguien le hace ilusión que conozcan a uno, y está en mi mano, no dudo en pararme o acercarme. En este caso, solamente tenía que parar en la ruta y esperar que llegara. “Nos vemos en la Policía de Guadalupe”. Cuando llegué allí, que casi me paso, paramos frente al destacamento y un señor de uniforme salió inmediatamente. “Hola” Más que un simple saludo fue una intencionada forma de adivinar el motivo de nuestra visita. “Hola… aquí esperando a que llegue un amigo” a lo que el uniformado agente contesto para mi sorpresa “¿Fernando?...” Cara de culo automáticamente. Entró en el verde cuartel y desde la puerta me dijo que esperara un momento que mi amigo estaba por llegar. Frente a la policía, la universidad. Me giro por un momento y veo como dos chiquillos corren sonriendo, cruzando la carretera y sin parar de correr con feliz mueca hacia nosotros. “Deben ser ellos” pensé. Cuando llegaron al cuartel trescientos metros más tarde y con la respiración proporcional al sprint nos saludamos.
Curioseaban sobre el viaje, sobre nosotros y mil agradables preguntas con respuestas de un servidor. Chilitrini posaba mimosa para ellos tras recibir un alago tras otro. ¿Por qué tantas ganas de conocer al Búfalo? Ya a la ida quería conocerme pero no coincidimos. ¿Qué ven estos chicos en este loco con gafas azules? Que fácil es hacer feliz a alguien cuando está en la mano de uno. No entiendo a esos futbolistas que caminan cabizbajos hacia el autobús mientras niños y no tan niños vitorean su nombre, fue lo que pensé. Este gesto me trajo recuerdos de antaño. Cuando llegaban las carreras de Jerez, subíamos al puente que salta la autopista para ver “las motos grandes” pasar durante todo el día, pidiendo que pitaran. Cuando una pitaba gritábamos en júbilo. Y es que las motos son el juguete grande de los adultos y el deseo de los pequeños.
Al llegar al hostal y encender el pc, Giancarlo ya me había etiquetado en un porrón de fotos, pero lo que más me sorprendió, fue que según su texto, estaba feliz de haber conocido a unos viajeros de verdad y había sido unos de los días más felices de su vida. Mostrando una simple e indefensa pegatina y un pin del Búfalo que le regalé, como un gran tesoro. Tengo que reconocer que lloré al leer eso y Ojos Verdes no fue menos. Me emocioné muchísimo y desde aquí quiero darle las gracias y pedirle que por favor, no mienta más a sus profesores para ver a un viajero ni que involucre a la policía en ello… si el viajero vuelve a ser el Búfalo, intentaré llegar fuera del horario lectivo.



Y la vida siguió por esas carreteras y un desierto nos esperaba antes de cruzar a Ecuador. Lo peor que te puede ocurrir al cruzar un desierto, que es una recta, es que pinches y lo peor de lo peor, que lo hagas justo en medio. Pues eso es lo que hicimos nosotros. 185 km de caluroso desierto, con buen asfalto, pinchamos en el kilómetro 92,5. Si intentas que te salga así, no te sale ni poniendo clavos. Mire a un lado, miré a otro y que quereis que os diga… “Malo será que nadie pare” y por supuesto pararon, pero no era un 4x4 ni una “pick up”, no, paró un australiano con muchas ganas de ayudarnos. Sacó una cámara, una talla más y dijo… “I can do” Y le pregunté en su idioma que si estaba seguro de ello. “I,m Sure” y le dije en español “Picha, que quitar la rueda es fácil, el problema es ponerla” Y nos ayudó. La operación tardó algo más de dos horas mientras yo me decía.. “ cago en tó, yo lo sabía… ¡¡LO SABÍA!!” mientras le sonreía a él, mientras sudábamos como dos cerdos y Ojos Verdes, de manera inconsciente, se doraba en aquel horno natural. Pero de desagradecidos está el mundo lleno y yo no quiero ser uno de ellos y, aunque cuando conseguimos montar la rueda volvía a estar pinchada y sin freno, conseguimos llenarla y dando botes llegamos a la caótica ciudad, pero las cosas pasan por algo y antes de este paso… nos encontramos al chico varado en la cuneta… bueno, sólo su moto. Frené y volví. Buscaba sin éxito gasolina, así que me puse manos a la obra a manos de Chilitrini para encontrársela. Lo hice y, el hoy por ti y mañana por mi, se redujo al mismo día o incluso a la misma hora.
Nos esperaban en Guayaquil, y aunque parecía que jamás saldría del Perú, lo conseguimos y, una vez más, por la frontera equivocada. Sí, soy capaz de realizar la misma cagada más de una vez. En esa frontera, que llegamos un domingo, no había luz. No es que no hubiese, es que se había ido y con ello la imposibilidad de realizar nuestra gestión sobre la moto en la aduana. Aquello demoró la operación 2 horas, con ello el cierre de las gasolineras y llegar a Guayaquil sobre las 10 de la noche tras hacer unos 400 kilómetros donde recuerdo sólo tres rectas para no parecer exagerado o sufrir de Alzheimer.








Gabriel nos esperaba en “El Naranjal” y al viajar sin teléfono, fue un poco complicado dar con él pero finalmente lo conseguimos. De allí nos fuimos a su casa donde nos esperaba un cómodo colchón que había comprado para la ocasión. Y fue en Guayaquil, donde nos dijeron que traíamos un recuerdo del Perú. Un sarnazo del carajo, pero esa es otra historia.   


jueves, 9 de mayo de 2013

A dos cuadras a la derecha


Así del tirón y sin aguas calientes o dejo un par de videos. Uno de momentos en Perú y otro más destinado a paisajes. Espero que arranque un par de risas a cada uno de vosotros, que al fin y al cabo para esto se hace.


Momentos en Perú


Paisajes de Perú (Costa Principalmente)

http://youtu.be/4tGJI-ussVg

Corta y pega que no se que cojones le pasa hoy a Blogspot
disculpen las molestias 


Acabo de mirar la fecha de mi última entrada. Seis días sin aportar nada y es que aparte de lo desagradable que fue la última entrada, tampoco tenía mucho más que contar. Recuperación y ahora es Ojos Verdes la que anda regular de sus adentros. Os escribo desde Chimbote, una ciudad caótica junto al mar que huele demasiado a pescado. Me recuerda a una feria donde parece ser, que quién invierta más en decibelios, tendrá más oportunidad de vender, aún así... me gusta. Es divertido ver como todos tienen una oferta mejor que la del vecino aunque no parezca competir entre ellos. La gente es muy amable por estos lares y el paisaje que lo rodea es una auténtica belleza, sobre todo si te gusta el mar. Pero hay un punto que he visto en Lima y en Chimbote que me apena enormemente. Se que es una lacra hablar de esto, pero ver como se "regalan" creditos y el consumismo es el protagonista de los grandes centros comerciales, augura un futuro a la española. Me consta que los buitres están llegando con el maletín a este precioso país para especular con sus terrenos. Una de las cosas que más me puede joder, es que algunos sean españoles, que ya hacían esto en nuestro país y con ello colaborando a mandar a otros españoles fuera de España, obligatoriamente pero para repartir flayers por las calles con sueldo peruano. 
Conducir en Lima, tengo que reconocer, que no es apto para cualquiera. Tampoco para mi y reconozco con mi vergüenza por bandeja, haber perdido los papeles y dejándome la la garganta en cada insulto, pero es que el respeto al motorista, y no solo a el, el respeto a otros coches... es nulo. La ley del más fuerte. La locura y el estrés en cada uno de los habitáculos independientes que se trasladan por una urbe que sorprendería a más de un forastero, porque Lima, como ciudad y quitando los locos metálicos, es bonita. Con ese crecimiento extremo con dinero prestado, sorprendería a más de un europeo. 
En la calle Brazil, en la Kawasaki, llevé la moto para un reglage de válvulas y el cambio de la rueda trasera, ya que estuve preguntando y no encontré ruedas para mi moto o yo no los entendía o no me explicaba. Todo... "Un par de cuadras a la derecha" Quería ruedas... "Dos cuadras a la derecha" necesitaba rascarme un huevo... "Dos cuadras a la derecha" Todo se encuentra en ese mágico lugar que debe ser como el bolso de Mary Poppins o la maleta de Doraimons. Pero a pesar de que lo he pasado muy, muy mal con el estómago, Ojos Verdes también y que algunos camioneros son unos verdaderos terroristas al volante... por sus visas y por la gente, principalmente la de fuera de las grandes ciudades... se le disculpa todo. Me encanta Perú y me encantaría volver con tiempo para peinarla, siempre y cuando ella se deje y me diga donde tiene el peine, que me imagino que estará... dos cuadras a la derecha.














viernes, 3 de mayo de 2013

A mala cara... Buen tiempo

Y suele ocurrir, cuando más jodido estás en casa, probablemente luzca el sol en la calle. Un tiempo primaveral como los de estos día mientras yo me retorcía en la cama de dolor. Hable con el Dr. Jaus, sí. No lo he escrito en gaditano ni nada parecido. Dr. Jaus o el Sr Morchón es mi consulta obligada cuando algo no funciona bien en mi organismo, y en este caso me dio unos sabios consejos que me ayudaron principalmente. Demasiado desde la distancia. Como el mismo me aconsejó... al final de todo, me fui a un médico, desidratado y lacio como un papel mojado... mejor dicho... Ojos Verdes me llevó.
Llegué hecho mierda, vomitando lo que no tenía y el dolor abdominal empezaba a ser insoportable. Y este es el resumen de lo que pasó... y os hablo ya desde una "salud inmejorable". Ya fumo con normalidad, tengo erecciones al amanecer y puedo decir estupideces sin tapujos. Ahora es Ojos Verdes la que está regular, no tan mal, pero con dolores en el estómago... pero parece ser que nada importante. Espero que mañana Sábado podamos continuar con el viaje. (Estoy loco por poder poner un lazo a un mojón mio)


Este video va dedicado a Sergio Morchón y al cuerpo de Bomberos de Torremolinos que seguro que se están partiendo el carajo viendo como las paso putas. Un fuerte abrazo

En el siguiente video fue nuestro "ilegal" o "alegal" paso de frontera Bolivia - Chile, una tortura de trayecto que terminó de un modo increíble para como comenzó. Espero que os guste



Y para finalizar unas fotitos del viaje antes de cagarme por las patas abajo

 Entrada en Perú
 Paisajes de Chile
 Perú y lo visto de Chile son parecidos y preciosos
 Esto es Chile



miércoles, 1 de mayo de 2013

de Bolivia a Chile




Suponer puede ser el error del viajero pero el aliado del aventurero.

Ya de por si es una aventura reiniciar un viaje de este modo, pero la monotonía del viaje y de tener las cosas preestablecidas, estaba haciendo, de lo que debería ser un viaje placentero, un viaje aburrido, monótono y cutre… un símil a la ruta 3 que sólo son adornada por grandes personas.  Tanto fue así que en Potosí, Bolivia, me planteé mandarlo todo a tomar viento fresco. Para mi sorpresa, fueron muchas las personas que me animaron a continuar mediante las redes sociales. “Descansa un poco” “Es un privilegio lo que estáis haciendo” y muchas cosas más. Leí todos los comentarios, los cuales agradezco enormemente y de ahí lo de “Sois mi gasolina”.
Desayunaba en Potosí, solo café ya que estoy a dieta y tengo que deciros que ya son 4,5 kilos los perdidos, cosa que agradece la moto… pero a lo que voy… miré el café como quién mira una bola de cristal y me pregunté ¿Continuo con esto? Mientras alzo la mirada e increíblemente había una moto con una matrícula que ponía en grande… “HAZLO” Sí, esa era la matrícula de una moto canadiense que se encontraba junto la mía en medio del patio del albergue. Las cejas se extrañaron mientras un escalofrío recorrió mi cuerpo. “HAZLO” me decía en rojo y en mi idioma. Sonreí y miré a Ojos Verdes que estaba entristecida por mi decisión. “No tienes que mirar tanto, ni preocuparte por mí, estoy aquí porque quiero” Me ha repetido varias veces. – Vamos a intentar cruzar el salar juntos. Le espeté sin contemplaciones. Al principio reacia pero le dije que no se preocupara, que ahora estaba preparado y conocía la zona. Aquello era un paso para romper la monotonía y el siguiente fue suponer que luego habría una carretera y si no la había… pues ya se verá. Aceptó el reto y un viaje que se tornó gris, se volvió blanco… como la sal.



Y lo hicimos, lo conseguimos y ella alucinó con aquel manto salado que sonaba a cristal. Ahora se veía el volcán, ahora se veía “La isla del pescado” ahora íbamos preparado.

Lo cruzamos y llegamos a Llica, un pequeño pueblo Boliviano que aspira a parecerse a Uyuni, pero los accesos son desastrosos, sus calles sin asfaltar y aunque parezca contradictorio, me encantó. Y me encantó porque los carteles de los negocios no estaban en inglés en un país de habla hispana, me encantó porque allí no había ningún culo blanco como el mío comprando 4 gorritos para llevarlos a su país. Me encantó porque no había hoteles, sólo dos estancias. Me encantó porque estaba sin violar y porque sentí que lo que era un viaje, se había convertido en una aventura.
Nos dijeron que llamáramos a una puerta y al rato, nos abrió Leucalia, una señora que dice tener entre 85 o 90 años, que no se acuerda. Dormimos en su estancia por 3 euros cada uno y con la oportunidad de hablar con ella, de cómo vivía y como vivió. Nos contaba que aún iba al campo a trabajar para poder comer y que la vida, no era eterna. 


Nos explicó por donde teníamos que ir a Chile, lo corroboramos con otros vecinos y aquí llegó el resultado de aquella suposición, enemiga del viajero y aliada del aventurero. No era una carretera, era un carril. No eran 30 kilómetros, eran 60. Después de aquella hermosa paliza; hermosa porque el desértico paisaje con montaña nevada de fondo, mientras las Llamas pastaban a sus pies, hacían de bálsamo por aquella infernal pista que ansiaba por desmontar la moto, descaderar a Ojos Verdes y poner a prueba mis tríceps. Llegamos la supuesta frontera que realmente no lo era. No, no lo era, era una frontera peatonal en la que estaba prohibida pasar a territorio chileno en un vehículo motorizado.
Los carabineros del pequeño cuartel de aquel pueblo de 15 habitantes, llamaron a la frontera, para avisarles de que íbamos para allá, y mientras esperábamos la confirmación de dicha frontera, nos invitaron a comer. Nos mirábamos y sonreíamos. ¿Quién nos lo iba a decir? Nadie. Pasamos y la mesa lucía una gran fuente de carne de cerdo, pollo, salchichas y jugoso chorizo. No se sentaron en la mesa, hasta que lo hicimos nosotros. Les dije que llevaba desde Uyuni sin repostar y que para llegar a la frontera oficial, no tenía gasolina. Pero allí usaban diesel y no podía ayudarme… o sí. Al no haber gasolina en unos 80 km a la redonda, decidieron acercarnos, un largo tramo, para que pudiésemos llegar con lo que teníamos… y menos mal. El sinuoso carril, estaba empedrado a más no poder y para llegar a la frontera, deduzco que hubiésemos necesitado más de 4 horas para hacer los 90 km. Subimos a Chilitrini en un 4x4 e hicimos la parte más jodida pero preciosa del trayecto. Nos trataron genial todos los chicos del destacamento. Bajamos la moto del todoterreno y nos despedimos con un abrazo. Les regalé unas pegatinas del Búfalo y uno de ellos sacó de su bolsillo un parche bordado de los carabineros de Chile, detalle que no se encuentra en tiendas y que guardo como tesoro de este viaje, que gracias a la suposición, toma matices de aventura.