El recibimiento en Quilmes por parte de Manu, un chico argentino que reside en Conil y que se encuentra de vacaciones en su tierra, fue maravilloso. Sus amigos se acercaron a su casa para conocer al "Gallego" (así llaman a los españoles) de la moto. Les contaba mi aventura mientras sentía que ya llegaba el final de la misma. Recordé sonrisas de diferentes rasgos, culturas y mentalidades. Momentos duros y divertidos erizaban mi piel mientras narraba mi historia. Creo que a nadie le salían las cuentas y el desenlace se convertía en una sonrisa y un "loco gallego". Hicimos cenas multitudinarias con buen asado y recibí tanto cariño que casi me tienen que echar con agua caliente.
MANU, EL ARGENTINO CONILEÑO
Fernando, un amigo de Manu, me dijo que me regalaba un tanque de gasolina en su estación. Al llegar allí, me invitó a comer, me llenó el tanque y me dijo que quería patrocinarme en este final del viaje, sin tener en cuenta que ya estaba a punto de terminar. Ayudar a cumplir este reto es lo único que quería.
FERNANDO EN SU GASOLINERA
Salí de allí con dirección a Bahía Blanca donde me esperaba Angel. Angel desde que salí de Alaska ya me estaba diciendo por Facebook que si pasaba por allí, podía quedarme en su casa. El encuentro lo hicimos en la estación de autobuses donde trabaja. Quería llevarme a la casa a dormir mientras el trabajaba de noche, hasta las seis de la mañana pero preferí quedarme allí con él y charlando hasta que terminara la jornada en aquel restaurante cafetería. Un tipo genial y buenazo. Se preocupó en todo momento que estuviese a gusto y se extraño que no quisiera ir a dormir. Si alguien quiere conocerte que menos que conversar y si la situación era aquella, pues uno se adapta y ya está, no sólo iba a usar su casa y marcharme al otro día.
NUESTRO AMIGO ÁNGEL
Salí muy tarde, sobre las 4 de la tarde y después de comer y Angel me dijo que había sido un orgullo para él, que este loco gallego hubiese dormido en su casa. Cuando me puse el casco y marché dejé riendas suelta a mis sentimiento y es que tanto cariño, se me escapa de las manos y más teniendo en cuenta que me encuentro en otro continente a miles de kilómetros del mío.
El día era caluroso pero se tornó frío y lluvioso. La noche me alcanzó y pude ver como la carretera me dirigía a una tormenta fría. La naturaleza jugaba con el mechero frente a mí. En unos kilómetros, ya estaba dentro de ella. Me a llovido mucho en este viaje, pero los relámpagos que vi eran nuevos para mí. Iluminaban un paisaje llano. El cielo me enseño sus venas azul electrico y amenazaba con golpearme. Uno de esos rayos cayó demasiado cerca mientras el agua y el viento jugaban conmigo como un niño pequeño que sostiene una pelota. Los camiones pasaban provocando el estornudo de un gigante en mi cara. Yo, el ruido del motor y el viento bailamos durante más de una hora, donde el asfalto lucía un rail creado por el paso de esos gigantes de la carretera.
La tormenta pasó y muy cansado llegué a una gasolinera. Hacía frío y estaba empapado. Allí mismo monté la tienda y me fui a dormir. Eran casi las 6 de la mañana.
A la mañana siguiente continué mi ruta y temiendo el viento de la Patagonia. Afortunadamente.... no llegó. Una carretera monótona y aburrida es la 3. Ya por la noche llegué a una gasolinera. Me senté a comer algo y vi como dos tipos llegaron en sus motos. Me dirigí a ello y me dijeron que venían de Usuahia. Argentinos los dos. Me dijeron que era precioso. Finalmente cenamos juntos y compartimos experiencias en moto. Finalmente nos fuimos a buscar un lugar para dormir que encontramos al segundo intento. Compartimos gastos y la noche salió barata y era merecida. Esta es la magia de viajar en moto... cuando te das cuenta, estás durmiendo con desconocidos compartiendo el mismo techo.
Chico que me dio gasolina
La moto ya venía fallando un poco en alta desde hacía varios días. Pensé que podía ser la bujía y cuando llegué a la estación de servicios decidí desmontar la moto para acceder a la bujía, pero el problema es que yo no tengo llave para sacarla. Con el asiento desmontado, el depósito por otro lado anduve preguntando a ver quien tenía una llave. Apareció un tipo con una BMW 1200 y le pregunté, aunque no tenía pinta de viajero, parecía y era local. Me dio una llave pero no valía, luego fue a su casa pero tampoco servían las que trajo. Finalmente monté la moto y fuimos a un taller. Me invito a dormir en su casa y aquí estoy en su casa durmiendo y es que a mi, la moto siempre se me jode en fin de semana.
Una cosa curiosa. Hace unos días conocí a un camionero que alucinaba con mi viaje. Me invitó a cenar un sándwich. Al otro día me lo encontré casualmente en otra gasolinera y me volvió a invitar a comer. El día que estaba en la gasolinera con la moto desmontada apareció de nuevo... "¿No me estarás siguiendo, no?" Y le dije... Que va... Que tenía hambre y me he parado aquí hasta que llegarás. Se moría de risa.
EL CAMIONERO EN 2 DE LAS 3 GASOLINERAS
EN CASA DE FEDE Y SU AMIGO MAURICIO
El capítulo 2 de infierno blanco lo pondré cuando al Ipad le salga de los cojones. (perdòn)
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