Entre pitos, flautas, saxofones y tambores, cuando me he dado cuenta, llevo aquí ya un par de semanas. Llegué aquí con una mano delante y otra detrás después de tres dias sin comer y gracias a la venta de dos de mis camisetas. Han pasado muchísimas cosas a muchos niveles desde entonces. Vicky, vecina de Puerto Real, ha sido fundamental para que yo pueda emerger en la ciudad de Vancouver. Gracias a ella los primeros dias tuve donde dormir y preguntando, conseguí trabajo en el Cash cornet. He tenido la suerte de conocer a muchísima gente buena que me ha ayudado en este viaje y debo destacar, aparte de Vicky, la ayuda incondicional de Bonnei, esta asiática pequeñita que conocimos un día al poner la lavadora. Me ha acogido como a un familiar en su casa, por tiempo indefinido y sin pedir nada a cambio. Una bellísima persona con un corazón enorme.
En el Cash Cornet, donde todos los sin papeles esperan la oportunidad diaria de trabajar unas horas, he aprendido y me he dado cuenta, una vez más, que las personas con menos recursos, se apoyan mas las unas a las otras. Me quedo con Raúl y sus cantos religiosos y esa eterna sonrisa que lucha por no pasar hambre. Me quedo con esas conversaciones filosóficas sobre la vida y su absurdo sentido y el café "recargado" del Mc Donalds, gratis si encontrábamos un vaso vacío.
Ha sido una experiencia gratificante, el haber podido vivir varias clases sociales en tan poco tiempo. Andar por la mañana hasta llegar a la esquina, como luego ir en un Cadillar 4x4. Al final, de un modo u otro, todos queremos felicidad.
Qué bonito, sí señor! Eres Grande, paisano. Lo más bonito de todo es poder ver y apreciar los detalles y la esencia de cada experiencia, ya sea buena o mala. Y tú para eso eres un máquina. Ánimo en esta aventura, compañero!!!!!!!!!!!!!!
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