Portland

No me gustan las despedidas. Creo que a nadie. Últimamente y a mi edad, que no es longeva ni mucho menos, me enamoro ya más de los momentos que de las personas, ya que las últimas dan mas dolores de cabeza que las primeras. Hoy le dije adiós a Bonnei con el alma en un puño e hice lo mismo anoche con Vicky y Josué. No fui a despedirme de David ni Marcos, quizás por tiempo o puede que por cobardía. No nos gustan las despedidas, y menos de momentos maravillosos que tienen rostros, sentimientos y rincones. Partí solano pero feliz o quizás con la cabeza tan llena de almas que no me sentí solo. El trayecto nada especial. Una gran autovía que me mantenía alerta para no terminar bajo un camión y temiendo un reventón de cualquiera de mis ruedas. Música. Hoy me he puesto música mientras conducía y puede que lo haya hecho para no pensar demasiado en el "erasmus" que acababa de vivir. Pero ha sido imposible evitar los ojos de mi amigo cincuentón Raúl que seguirá trabajando en el Cash Cornet, mientras evita los agentes de extranjería. ¿Que será de ellos? Ni idea.

Cuando menos me lo esperé, ya estaba en Portland, con una rueda delantera en los alambres y un teléfono al que llamar. Cuando lo hice, se apago por falta de saldo, me acerqué a una gasolinera y sabían exactamente donde tenía que ir por la dirección que les mostré. Suerte!!! A solo unos minutos de la misma. Llegué al domicilio y esto es lo que me encontré.

 

Impresionante el Sr de 25 años.... El Sr. Ben. Un millón de gracias paisano...

Publicado con Blogsy