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viernes, 14 de diciembre de 2012

AGUA TE QUIERO AGUA

Me hubiese gustado salir a las 6 de la mañana pero no me levanté aunque el despertador más que sonar, golpeaba inútilmente una mente anestesiada por 10 gotas de relajante muscular que me dejaron muerto la noche anterior. Al despertar, la lluvia cantaba en la calle mientras yo blasfemaba en la habitación. Después de unos días de calor, cuando tocaba conducir dios tiraba el resto del cubata sobre mí una vez más a la vez que arrastraba los muebles. La tormenta era fuerte. Estube un rato esperando que amainara pero fue en vano. Una cortina de agua no cesaba de caer y tuve que concienciarme de que aquello no iba a cambiar en toda la mañana, así que fui a miontar la maleta del tanque para marchar, pero no fue asi de facil. Los mecánicos del taller había olvidado poner la correa que va al tanque anclada con un tornillo. Busqué las herramientas y los solventé, pero la sorpresa fue cuando al poner la maleta, uno de los enganches curioso y entrometido, se metió por el tubo de escape y derritiéndose quedando maltrecho. Después de jurar en hebreo lo conseguí "arreglar" con cinta americana y pude partir. La lluvia continuaba con ese afán de ducha sin jabón y sin ganas. Paré en una gasolinera y llené el tanque. El camino plagado de coches, motos pequeñas y pitos parecía que iba a ser insoportable salir de la odiosa ciudad pero cuando ese momento llegó después de tanto tiempo, volví a sentir la libertad aunque no parara de llover. Luego incluso escampó y más tarde diluvió y fue entonces cuando decidí hacer una paradita después de unos 130 kilómetros. Cuadró en una gasolinera pero iba lleno y no necesitaba carburante. Al parar noté que olía a gasolina, normal si estás en una gasolinera pero al estacionarme frente o mejor dicho en un restaurante, el olor permanecía presente. Me bajo de la moto, miro y aquello chorreaba gasolina como el mismo cielo agua en aquel mismo instante. No me lo podía creer. La moto había acabado de salir del taller. Mire los manguitos y todos conectados y la gasolina venía de más arriba, lógicamente se había roto oel tanque, que es metálico y mi pregunta era... como, por qué a mi, y por qué ahora...

 

Estando con Giovanni en Bogotá desmontamos el tanque para sacar el ventilador que luego tuvimos que volver a montar sin poder reparlo por falta de piezas y fue ahí donde aprendí a desmontar el tanque y recuerdo que le dije... bueno, al menos he aprendido a desmontar el tanque por si toca. Y toco desmontarlo. Efectivamente el tanque lloraba combustible y yo sangre después de esta racha de problemas. Lo reparé con lo que tenía y llegue a Popayam donde me esperaba Toscano gracias a Alicia Sornosa que me paso el contacto por internet... y eso es otra gracias al Internet se solucionó esto y es que en este siglo y con estos medios, no es tan dificil viajar. Fuisteis muchos los que me animasteis y aconsejasteis y menos mal que os hice caso. Fui al taller con Toscano y me dijeron. Menos mal que no te ha parado de llover, si la gasolina cae en el tubo de escape, con los calores secos que aquí hay normalmente te hubiese prendido y explotado el tanque probáblemente en la cara... y es que nunca llueve a gusto de todos o mejor dicho en este caso... no hay mal que por bien no venga. Hoy dia 14 casi seguro que continuamos con este viaje. Muchas gracias y ya sabeis... sois mi gasolina.

EL DIA DE AYER EN VIDEOS E IMÁGENES

 

ESTO SE ME HA ESCAPAO.... ESTO NO HA PASADO... NO HIJO NO :(

 

2 comentarios:

  1. Cad a día me encanta leer tu crónica, me gusta como plasma los relato.
    Con el toque Andalu, quillo sigue así.
    Un abrazo compadre, ánimo

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  2. Ya no te quejes de la lluvia, que se confabula contigo y te echa una mano, jajaja.
    Ánimo y a seguir.

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